Es la sala de juntas del Hotel De la Parra en Puerto Vallarta, Mauricio está ordenando unos papeles que usó durante la junta con inversionistas de alto nivel, políticos y empresarios que pretenden sostener negocios con la cadena. Todo pareciera normal, solo que ellos no conocen el negocio que se vela secretamente ahí.
Está su cabeza pensando en miles de cosas, cuando alguien toca la puerta y entra sin esperar permiso.
-Buenas tardes chamaco, ¿cómo te va? –dice don Enrique quien viene vestido de pantalón de vestir color café, guayabera color crema y zapatos mocasines. Como si se tratase de otro inversor en tiempo de vacaciones.
Mauricio escucha la voz y se sorprende de inmediato.
-Hola tío, buenas tardes. Qué milagro que vienes por acá –le contesta pero no para de guardar el despliegue de papel.
-Vine a checar cómo va el negocio y hablar unas cosas contigo –cierra la puerta en el acto.
-Adelante, ¿quieres algo de tomar o comer?
-No, gracias... Así estoy bien. Vi que es nueva tu rece