Estoy en la sala de espera al interior de urgencias, el lugar parece vacío pero cómodo para nosotros. Tras una tomografía, el médico comprobó que no había daños internos por el golpe en la cabeza. Me dio unas pastillas para el dolor y el zumbido, también me mandó a comer algo para evitar un cuadro de gastritis por la falta de alimentos. Limpió la herida, le dio tres puntadas y puso una gasa encima para evitar infecciones. Agradezco que no me hayan tenido que cortar el cabello.
Cuando salgo ya está Armando ahí, sentado y descansando sus brazos sobre las rodillas, me ve y se pone de pie. Casi corre a abrazarme, y yo lo agradezco, se siente bien estar entre sus brazos.
-¿Cómo estás?, ¿qué te dijo el doctor? –pregunta viendo mi vendaje.
-Dice que no es nada grave, solo superficial. Me dio tres puntadas y cerro, también limpió mi herida del brazo porque se abrió uno de mis puntos con el movimiento. Necesito comer algo para tomarme mis medicinas.
-También me mandó comer, traigo bajos mis