Me siento un poco aturdida con la información del archivo que no va a ningún lado. Armando está sentado en la mesa del escritorio de su padre y Gerardo está tirado en el suelo en señal de derrota.

-A ver si entiendo, si no me corrigen –dice Gerardo tratando de sacar hilo -, el juez de va de vacaciones a Salamanca, donde sí tiene familia pero nadie lo quiere por una razón que nadie sabe... Luego el don se echa su tecito para dormir, pero con un poco de venenito en lugar de azúcar, y se nos adelanta. Pero eso sí, le deja todo su dinero a las hijas, arregló todos sus papeles antes de salir de México y no dio aviso de cuándo regresaba...

-Ajá –le digo yo sin guardar mi frustración ante la enésima vez que pasamos los hechos, bastante escuetos, del delito.

-No pues según mis cálculos, ese don ya se quería desvivir... Lo había dejado todo muy derechito para ser casualidad.

-O eso nos quieren hacer creer a todos –dice Armando mientras juega con una pluma fuente en su mano –según yo, la cicut