Los tres estamos guardando nuestras pertenencias en la cajuela de un auto deportivo de alta gama, es el préstamo que le hizo Dulce a Armando.
-Dice Marco que lo cuides mucho, pero por mí, si te lo quieres quedar, regalar o donar a alguna obra pública, hazlo... –dice Dulce mientras le entrega las llaves a Armando.
Armando nada más se ríe de las crueles intenciones de su hermana. Todos nos despedimos de abrazo de las hermanas y de mano de los integrantes del servicio, todos han sido amables con nosotros.
Antes de desayunar, Gerardo y yo pasamos a despedirnos de don Emiliano y agradecerle todas las atenciones que tuvieron durante nuestro hospedaje. No pudimos platicar mucho con él ya que estaba por iniciar su terapia muscular, pero el abrazo que nos dio fue más que suficiente para hacernos sentir apreciados en esa casa.
Tengo un pequeño nudo en la garganta cuando me subo al asiento del copiloto, como si me estuviera despidiendo de mi propia familia luego de un periodo vacacional. Me da u