Traigo un montón de bolsas del supermercado, además de la maleta de viaje y mil preguntas en la cabeza. Cuando voy estacionando el auto afuera de la casa, no sé cómo voy a meter todo adentro.
Mientras hago dos viajes para meter todo, sigo pensando en todo lo que ha pasado las últimas 48 horas. Agradezco la playa, pero aún me siendo descolocada, como si no hubieran sido dos días sino varios días.
Cuando tengo todo adentro en el comedor, abro las ventanas de la casa. Afuera hace calor, y me gusta que mi hogar se sienta ventilado. Tengo mucha suerte de conservar esta casa. Fue productor del trabajo de mis padres, cuya deuda hipotecaria cedió tras el accidente. Por ende, ya es mía luego de pagar por la escrituración, proceso que hice poco antes de conocer a Mauricio.
Es una casa medianamente amplia, más para una sola persona. Es una casona vieja de la Portales, una colonia que era muy popular en los tiempos en que mis padres la compraron. Consta de tres habitaciones, la principal es donde