Toda la sala está llena de rosas rojas, gardenias y orquídeas. Parece sacado de una revista de jardinería. La mesa del centro luce con unas velas y una botella de champagne, acompañada de un par de copas que hacen juego.
-Es increíble –logro decir casi en un suspiro. Y es de verdad increíble, se ve todo tan hermoso y dulce.
-Yo sé que he estado raro en las semanas previas a irme, luego la distancia y los horarios. No soy fácil, pero quiero que sepas lo especial que eres para mí, eres mi vida, y con lo que me dijiste hace rato, lo de la familia... Haces mis sueños realidad –me suelta Mau de golpe, como si lo trajera atorado en la garganta.
-Esto es lo más dulce y lindo que has hecho por mí, gracias. Te amo –le digo visiblemente conmovida. Y es verdad, parece que leyó todos mis pensamientos y angustias, y los terminó de tajo.
-También te amo chiquita... Gracias por entenderme y estar conmigo pese a todo.
Aprovecha el momento para darme un beso apasionado, pero en esta ocasión no parece