Hay mucha sal en el ambiente. El mar, mis lágrimas, la saliva en su boca.
De repente me siento tentada a tocar su rostro, pero no me puedo mover. Él tampoco hace ningún movimiento, solo percibo que su respiración se ha agitado ligeramente. De repente mi vista ha bajado a sus labios.
-Caro... yo. Creo que... mejor nos subimos con los demás...
Regreso a mi cuerpo, desde donde me haya ido por unos segundos. Me noto sonrojada pero logró disimularlo con el pañuelo. Armando se separa ligeramente de mí pero no me deja de abrazar. Tampoco lo deseo, pero esto se ha tornado peligroso.
A lo lejos se escucha un grito de los presentes en el bar, al parecer uno de los equipos ha metido un tanto en la portería. Eso hace que nuestro momento se termine.
-Sí, vamos.
Él se levanta ágilmente de un solo movimiento. Me ofrece la mano para alistarme, ya de pie quedamos frente a frente. Tímidamente me aliso la falda de mi vestido y me doy la media vuelta rumbo a la escalera que conecta a la terraza.
Eso ha