Un tierno beso en la mejilla me despierta, abro los ojos poco a poco y con dificultad. Me siento molida por toda la... la actividad física de la noche. Veo cerca a Armando que ya está vestido con las mismas prendas de anoche. Me acaricia mi espalda desnuda y hace que mi piel también despierte.
-Buenos días linda, ¿ya mejor?
-Sí, mejor... Buenos días, ¿por qué no estás en la cama?
-Son casi las once, tengo que ver a mediodía al comandante y a Gerardo en la Fiscalía para darles el reporte de anoche. Y aún tengo que pasar a mi casa a bañarme y a cambiarme de ropa. No quiero llegar así...
Me río con la posibilidad de tener que explicar la confirmación que todos buscan.
-Entiendo, ¿pero qué vas a almorzar?
-Ya almorcé... Te dejé una orden de barbacoa y consomé para que ya no tengas que salir o prepararte algo.
-¿Qué tú no duermes? –le digo aun sin despertar totalmente.
Él solo se ríe mientras sigue acariciándome los hombros.
-Terminando la reunión te vengo a ver, te adelanto que es po