Abro los ojos y estoy en mi cama, totalmente a obscuras y desnuda. Siento molestia en la piel de mi cara, ahora que lo pienso no me desmaquillé. Las últimas horas han sido como un torbellino de emociones. Por cierto, ¿dónde está Armando?
Me incorporo sentada en la cama y no alcanzo a ver mucho, tengo irritados los ojos. Sin remedio, me levanto y voy directo al baño. Entre lo poco que alcanzo a ver son las toallitas desmaquillantes para limpiarme la cara, dos minutos después quedó satisfecha aunque aún tengo los ojos y párpados rojos. Aprovecho para hacer mis necesidades y limpiarme.
Salgo del baño y se escucha algo de ruido afuera, del jardín para ser exactos.
Veo la camisa negra de Armando tirada en el suelo, me tranquiliza saber que sigue aquí. Me la pongo sin abotonar y salgo para encontrarme con él.
Y ahí está, dando la espalda a la puerta del jardín. Parece atento, casi hipnotizado, por la placa de mis padres. Me acerco en silencio, lo abrazo desde atrás. Al sentir mi piel contra