Después de casi nueve horas de interrogatorio, el oficial Córdova apaga la grabadora. Se nota exhausto, igual que yo. He llorado en algunos momentos, en otros he querido lanzar el micrófono por la ventana. Ha sido muy intenso recordar cada vivencia con Mauricio, sobre todo pensando que pudo haber sido parte de un engaño elaborado, de una mentira.
Cinco años de mi vida tirados y desperdiciados.
-Agente, le agradezco mucho su colaboración, –me dice el oficial mientras me extiende los folios que debo firmar –no es fácil este tipo de interrogatorios y usted ha tenido dos en los últimos meses. Más todos los hechos... Leí su expediente y su certificado médico, por lo que supe de su legrado. Le pido una disculpa si nuestro actuar propició su perdida.
-No sé en realidad qué fue... Pero agradezco su preocupación y disculpa –le digo y termino de firmar los papeles. Me empieza a doler la cabeza, no hemos podido comer nada con el fin de no interrumpir la grabación.
-No agradezca, usted es compa