Capítulo 101

Hilda ha tardado ya casi una hora afuera, no sabemos si sigue con nuestro caso o se distrajo y nos dejó olvidados en su oficina. Armando sigue sentado mientras se rasca la barbilla, creo que es una especie de muletilla; Gerardo pasea por la oficina viendo las fotos y objetos personales de la trabajadora que descansan en la oficina; y yo leo el afiche de protección a menores pegado en la pared por enésima vez.

Entonces, Armando recibe una llamada a su celular, es el agente Roque.

-Hola Roque, buenos días... Ey, espera, no te escucho... Déjame salgo que no logró tomar tu llamada... –sale de la oficina donde aparentemente no tiene buena señal en el celular.

-Espero que sea algo de provecho, me siento hámster en su rueda entrenadora... –dice Gerardo un poco harto de la situación. No lo culpo, estoy igual.

Unos tres minutos después regresa Armando con cara seria, al parecer algo le pareció demasiado malo o extraño.

-¿Qué te dijo Roque? –pregunto.

-No... Creo que será mejor hablarlo más ta
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