Después de rendirnos temporalmente ayer con el tema de Amelia, amanecí hoy con una idea en la cabeza. No sé si funcione pero podría ser. Por ello, desde temprano llamé al comandante para decirle que llegaría tarde a la oficina porque iría al DIF a preguntar sobre el proceso que siguió la acogida del hijo de la investigada.
Es el último eslabón. Quizá podamos hablar con él, ya debe tener más de 30 años y puede ser que sepa algo, incluso seguirle la pista.
Anoche investigamos el nombre del hijo pero nada aparece en sistema, parece que se lo tragó la tierra después del lamentable hecho que lo dejó sin padres. Pensar en eso con un niño de 5 años hace que me estremezca. No es justo, para él o nadie.
Voy conduciendo mi auto rumbo a las oficinas del DIF que queda cerca de dónde vivo. Voy a la mitad del camino cuando entra una llamada a mi celular, lo pongo en altavoz. Es Armando.
-¿Bueno?
-Buenos días, agente Meléndez... ¿Cómo está el día de hoy? –me dice un poco burlón.
-Ahm, bien... –me c