Gerardo y Armando me miran callados, yo sigo viendo a la trabajadora que se mantiene ajena a la terrible realidad que me pega en la cara sin compasión. Armando corta el momento incómodo.
-Sí, si... Creo que eso será suficiente. ¿Cree posible que nos pudiera dar una copia de lo que nos leyó? Sé que es mucho pedir, pero temo que podríamos olvidar algunos detalles y no quisiera que eso pasara.
Se queda un segundo evaluándolo.
-Sí, iré a sacarle copia. Solo le pido que sea discreto con ella. No sé cómo pudo sobrevivir ese pequeño a tanto sufrimiento..
La trabajadora se levanta con la carpeta abierta y sale de la oficina dejándonos solos.
-Caro, cielo, ¿estás bien? –se acerca Armando a verme de frente.
-Mujer... Responde por favor –pide Gerardo.
En este momento siento un tirón en el estómago, las manos me empiezan a temblar.
-Creo que me desmayaré –alcanzo a decir.
Armando toma la botella con gel antibacterial que está sobre el escritorio, la abre y me llega de inmediato el aroma a alcoho