Angelo acomodó su silla detrás de su escritorio y comenzó a revisar las gavetas. Estaba convencido de que había investigado a Tazio en el pasado. Era demasiado precavido como para no haberlo hecho. A Angelo no le gustaba dejar nada al azar y tenía una obsesiva atención al detalle. Investigaba a todos los que lo rodeaban, no por paranoia, sino porque su experiencia le había enseñado que la información era poder y podía ayudar en los peores momentos.
La gaveta principal estaba cerrada con llave, y le tomó un momento encontrarla. Al abrir el cajón, sacó varias carpetas y comenzó a revisarlas una por una. Eran documentos de trabajo; por las fechas, dedujo que correspondían a asuntos en los que había estado trabajando antes de su accidente. Pasó las hojas con rapidez, sin notar nada fuera de lo normal y tampoco nada relacionado a Tazio. Cuando terminó, dejó escapar un suspiro frustrado.
El archivo que estaba buscando debía de estar en algún otro lugar de la casa o en la oficina de la empre