—Si necesitas algo, solo levanta el teléfono y marca el anexo 5. Eso te conectará directamente a mi habitación y estaré aquí de inmediato. Toda la casa está conectada; tú mismo te encargaste de que un equipo instalara el sistema de seguridad, las luces inteligentes y otras actualizaciones.
—Suena a algo que yo haría —respondió Angelo con una media sonrisa—. ¿Te vas?
—Sí, aunque puedo dormir en el sofá, si prefieres.
Observó el sofá y no le gustó ni un poco la idea de que ella pasara otra noche incómoda. Sabía que necesitaba un descanso de verdad para que las ojeras bajo sus ojos desaparecieran.
—No, pero puedes dormir a mi lado —ofreció con una sonrisa—. Estamos casados, así que no creo que sea un problema.
Como esperaba ella se puso nerviosa, lo cual solo hizo que su sonrisa creciera.
—Suelo moverme mucho al dormir y no quiero hacerte daño —dijo Lionetta, haciendo un esfuerzo para que su voz no temblara. Imaginarse durmiendo junto a Angelo, había llevado sus pensamientos por el camin