El momento era perfecto para ellos, sus corazones estaban latiendo al unisono y sus respiraciones se sincronizaban sin haberlo planeado.

— Eres una mujer muy hermosa... — murmuró Owen mientras subía a la cama con cuidado, acomodándose sobre ella sin presionarla — Inteligente, fuerte, luchadora, no tienes por qué sentirte culpable por las acciones de dos seres que no saben valorarte, ya eres una mujer hecha y derecha, Edneris, deberías enfocarte en lo que quieres para tu futuro, no en lo que piensen tus padres. — le dio un beso suave en los labios, uno que ella correspondió con ternura, aferrándose a esa muestra de amor como quien se aferra a un faro en mitad de la tormenta.

— ¿De verdad me amas? — preguntó en un susurro, tomándolo del rostro con ambas manos, como si necesitara confirmar que era real.

— Claro que sí, mi amor... — respondió él sin dudar — Debería habértelo confesado en otro momento, más adelante, pero no pude callármelo al verte tan triste, se me estrujó el corazón al v