La traición. 1
Edneris guardaba sus lapiceras en el estuche de pelito gris, aún con las manos temblorosas, acababa de exponer frente a toda la clase, sola, mientras los demás lo hacían en grupos de cinco, no era castigo, ni tampoco un acto de crueldad por parte de los profesores, en realidad, la estaban preparando.Ese semestre, los docentes decidieron que Edneris haría sus exposiciones por cuenta propia, no porque no la quisieran, al contrario, sino porque veían en ella algo excepcional, con un promedio sobresaliente en todas las materias, sabían que tenía potencial para conseguir uno de los codiciados lugares en el hospital más prestigioso de Portland. Solo unos pocos estudiantes lograban entrar ahí para realizar su servicio social, y sus profesores querían darle todas las herramientas posibles para destacar, incluso, una de sus maestras solía decir que, si seguía a ese ritmo, no le tomaría mucho convertirse en jefa de enfermeras.Guardó primero su cuaderno de apuntes y antes de meter el estuche,
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