Mundo ficciónIniciar sesión(Alice)
En cuanto bajé del coche, noté la funda del arma rozándome el muslo. La tela de la falda la tapaba, pero yo sabía que estaba ahí. Un arma. El corazón me latía tan fuerte que parecía que se me iba a salir por la boca.
El detector de metales sonó cuando entré, y por un segundo pensé que me pillarían, pero el guardia de seguridad lo apagó rápido, pidiéndole disculpas a Diogo. Él solo asintió, tan tranquilo como si no hubiera pasado nada. Yo, por dentro, ya estaba a punto de perder los nervios.
Esperó a que se abriera el ascensor y, antes de que yo entrara, me cogió por la cintura y me dio un último beso. Caliente, firme, como si quisiera marcar. Las puertas se cerraron y







