Mundo ficciónIniciar sesiónPasé un buen rato encajando cosas, intentando no tirar nada, mientras ella organizaba ropa y zapatos. Cada vez que miraba, ya estaba con otra montaña en las manos. Era impresionante cómo podía caber tanta cosa en un espacio tan pequeño.
Al rato, Julio apareció en la puerta con Leandro, los dos trayendo una bandeja con sándwiches y zumo.
— Pausa para comer — anunció Julio. — La embarazada aquí necesita alimentarse.
Alice se rió y aceptó encantada. Comimos allí mismo, sentados en el suelo, riéndonos con las historias que Julio contaba. Cuando terminamos, él todavía insistió en servirnos una comida sencilla, pero llena de sabor. Ese ambiente tenía un aire de familia.







