Mundo ficciónIniciar sesiónCuando llegué a casa, el ático estaba en silencio. La luz de la lamparita del pasillo seguía encendida, pero el piso entero tenía ese aire tranquilo de quien ya está durmiendo. Entré despacio, dejé la llave en el aparador y fui directo al dormitorio.
Alice ya estaba acostada, hecha un ovillito en su lado de la cama, con el pelo suelto desparramado por la almohada. Parecía un ángel, mi ángel. Intenté fazer el mínimo ruido posible, fui al baño, me lavé los dientes y me di una ducha rápida. Cuando volví, ella ni se movió.
Me puse un pantalón de chándal y me tumbé a su lado. Sin resistirme, la atraje suavemente hacia mis brazos. Ella suspiró en el mismo segundo, acurrucándose







