42. Lo aceptaría, porque lo merecía.
42
Eva
Cuando me guiaron a mi antiguo cuarto, me frené en seco.
El aire en mis pulmones se sintió pesado, como si de repente me hubieran sumergido en agua fría.
Ese lugar. Ese maldito lugar.
No podía entrar allí.
—No quiero ese cuarto. Pásame a uno de invitados —ordené sin dudar.
La chica frente a mí apretó la mandíbula y, por un segundo, vi la chispa de rebeldía en su mirada. Estaba a punto de poner los ojos en blanco cuando Magnus habló.
—¡Haz lo que tu Luna dice! —su voz retumbó en el pasillo como un trueno, helada y afilada.
La chica se encogió de hombros y asintió de inmediato.
—S-Sí, Alfa Magnus.
Sabía que su autoridad bastaba para que todos obedecieran, pero eso no me importaba.
—Hay una recámara tan grande como la mía donde puedes estar cómoda —dijo Magnus, esta vez con un tono más contenido, como si midiera cada palabra.
No dudé.
—Bien. Guíame.
No iba a rechazar la oferta. Demasiado tiempo fui menospreciada. Demasiado tiempo fui esclava. Si alguien quería darme algo, lo acept