92. El silencio del concejo
92
Eva
El silencio del concejo se volvió pesado cuando pronuncié las palabras.
—Es hora de llamar a los cambiaformas.
Las miradas se cruzaron entre sí. Algunos alzaron las cejas. Otros fruncieron el ceño. Y finalmente, uno de los ancianos se levantó con expresión de alarma.
—¡Eso no es prudente! ¡Ellos no son como nosotros! ¡No siguen nuestras leyes!
Otro murmuró:
—Están desperdigados, viven bajo sus propias reglas… son salvajes.
Cerré los ojos un segundo y respiré con calma, dejando que mi voz saliera suave pero inquebrantable.
—Esto no solo les compete a los lobos —dije—. Esta tierra… no nos pertenece únicamente a nosotros. Cada criatura mágica que respira en este bosque tiene derecho a vivir en paz. Hadas, brujos, cambiaformas, hechiceros… si los humanos siguen avanzando, si seguimos pensando en dividirnos por razas, costumbres o pactos antiguos… entonces ya perdimos.
Rhys me observó en silencio. Sus ojos grises, tan parecidos a los de Magnus, eran impenetrables, pero su mente siem