Inicio / Mafia / Al ritmo del peligro: La dama y el jefe. / 86. Nada como besar el suelo para recordar quién sos.
86. Nada como besar el suelo para recordar quién sos.

Narra Lorena.

El sabor del polvo y la sangre seca tiene algo de hogareño si has vivido lo suficiente en los márgenes de la ciudad, donde las promesas se descomponen tan rápido como los cadáveres.

Me levanto entre los escombros, la chaqueta rasgada, las manos entumecidas por el golpe, y la dignidad... bueno, esa quedó regada por el suelo como el contenido de un bolso barato.

A lo lejos, escucho las risas. No las de Ruiz, no. Ojalá fueran las suyas; esas, al menos, sabría cómo arrancárselas de la garganta. No, las risas son de otros, de los carroñeros que siempre merodean cuando el cuerpo aún tiembla.

Reconozco a "Pepe el Renco", cojeando como un pájaro torpe hacia mí, acompañado de "La Chola", que mastica chicle con la boca abierta como si el apocalipsis fuera un espectáculo de feria.

—Mirá, mirá quién volvió a ser de carne y hueso —dice Pepe, sonriendo como si me ofreciera una limosna en forma de sarcasmo.

La Chola no se molesta en disimular su desprecio.

—¿Y esta era la que iba a rom
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