516. El plan sucio.
Narra Gomes.
Nunca pensé que iba a llegar este día, nunca imaginé que la voz que tanto repetí a otros, la de *hay que confiar en la ley, siempre hay un camino dentro de ella*, un día me sonara hueca, podrida, como una carcasa vacía que no protege a nadie. He pasado la vida sosteniéndome en ese código, como un hombre que camina una cuerda floja y se convence de que no caerá porque no mira hacia abajo, porque sigue la regla exacta de cada paso, y sin embargo aquí estoy, frente a Lorena y Jean Pierre, diciéndome que si sigo jugando limpio Villa gana, Dulce se pierde, y nosotros caemos con ella. No hay otra forma: hay que ensuciarse.
—No vamos a poder con él siguiendo las reglas —digo, y mi voz suena más áspera de lo que esperaba, me arde en la garganta como si confesara un crimen ya cometido.
Jean Pierre me mira con ese aire de jugador de cartas, siempre elegante, como si el desastre fuera parte de su guion; Lorena, en cambio, me clava los ojos como si intentara leer la sombra que me car