440. La palabra maldita.
Narra Dulce.
Estoy en el suelo. No sé cuánto tiempo ha pasado. Podría ser un segundo o una eternidad. La sangre de otros me mancha las piernas, tibia, ajena, salpicada como una advertencia. Huele a metal y a miedo. El cuerpo de León está tirado a menos de un metro, los ojos abiertos como si aún estuviera viendo. No me muevo. Respiro hondo, despacio, sintiendo cada punzada de aire como si me cortara por dentro.
Bruno está a mi lado. Medio arrodillado. Medio vencido. Tiene la sábana pegada al cuerpo y las manos vacías. Lo miro. Está intentando fingir control. Pero lo conozco. Sus ojos no saben mentir como su boca. Está aterrado.
Y el otro…
El francés.
Ese hombre de traje perla que camina entre la sangre como si fuera mármol. Tiene el bastón en la mano derecha y una sonrisa leve, cortés, como si fuera a invitarme a un vals.
“Negarlo sería vivir. Pero negarlo sería matarlo a él, a Ruiz. Y aunque nunca me buscó, yo soy lo que dejó atrás.”
No me va a matar ahora. Aún no. Lo sé por cómo me m