314. Error 404.
Narra Gomes.
Empiezo a sospechar cuando la solicitud de visita a Lorena vuelve rebotada. Otra vez.
La primera vez pensé que era un error burocrático. La segunda, una orden mal interpretada. A la tercera, ya es otra cosa. No hay sistema carcelario del país que bloquee a un oficial sin dejar rastro. Algo no cuadra.
Entro al archivo interno desde mi computadora en la oficina. Es domingo. Estoy solo. El café está tibio, y el aire acondicionado hace más ruido que de costumbre. Tecleo su nombre completo. Lorena Verónica Sosa. DNI. Fecha de ingreso. Nro de expediente. El sistema escupe un vacío:
“Interna no encontrada.”
No dice “trasladada”. No dice “liberada”. No dice “fallecida”.
Dice nada.
Y eso es lo que más me inquieta.
Cierro sesión. Vuelvo a entrar con otra clave, un acceso que usaba en investigaciones federales. Reviso historiales de transferencias. Revisiones médicas. Traslados por salud mental. Miro hasta las auditorías del personal de salud penitenciario.
Lorena desapareció del s