Capítulo 7. La mujer del pasado.
La carcajada de Vito hizo que todos tuviesen los ojos sobre ambos desde que llegaron a la cafetería. El hombre de 30 años jamás se había reído tanto como en ese momento, aún cuando Salomé tenía cara de querer desaparecer.
—¿Terminaste?— inquirió un tanto apenada por quienes no apartaban los ojos de ellos. —Nos están viendo como si fuéramos unos fenómenos.
Vito se llevó la mano al estómago, mientras le pedía un segundo. Tomó un sorbo de su vaso con agua, pero su rostro aún no perdía el gesto que trataba de contener.
—¿Cómo es posible que te pase tanta cosa?— agarró una servilleta. —Ni en todos estos años he escuchado cosas como en estos días.
—Porque ese…sujeto, me trae la mala suerte— su amigo volvió a reír y ella le hizo una mueca para que se detuviera. —Que te permita ciertas cosas no quiere decir que debes burlarte de mí.
—Deja el drama —le entregó su pudín como disculpa—. ¿Segura que lo sabe? Tal vez te confundiste y el comentario lo hizo por otra razón.
—Por favor, Vito De l