—No mentí cuando dije que este había sido un gran debate—, Salomé caminó a la par de su prometido—. Tienes mucho talento, y aunque esté reñido, aún podemos lograr sacar una ventaja en las próximas encuestas. —¿Asumiendo el papel de primera dama desde ya?—, Julian abordó primero cuando abrieron la puerta del auto para ambos. —Lo haces muy bien. Cuando nos nombren los nuevos gobernantes de este país brindaremos en la estatua de la libertad. —Cuando eso pase, ni siquiera recordarás que existo—, el candidato la miró con el ceño apretado, mientras ella tecleaba en su móvil. —¿Qué dices?—, le tomó la mano para luego deslizar la mano por su cintura—. De no ser por ti ni siquiera estaría aquí. Eres parte importante de esto, bebé. Y serás fundamental dentro de poco. —Ya no nos escuchan, no necesitas usar apelativos que no me agradan—, le recordó al estar a bordo. —¿Sigues enojada?—, se acercó a su cuello. Sería un estúpido si no aprovechaba instantes tocando a ese monumento que era su m
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