**KLAUS**
Nunca pensé que un apellido que no era mío pudiera abrir tantas puertas.
El apellido Meyer —ese que Diego se tragó con amargura cuando su hija me eligió—me estaba allanando el camino como ninguna estrategia empresarial lo había hecho antes. Aunque no lo admita, aunque me desprecie en silencio, la verdad es que ahora soy parte del juego… y los jugadores lo saben.
—Señor, disculpe que lo interrumpa, pero le recuerdo que tiene un almuerzo de negocios hoy.
—Agradezco, informa al conductor que esté listo, espere un momento más.
—Entendido, señor.
Las invitaciones comenzaron a llegar casi de inmediato después de aquella cena. No solo a reuniones formales o cenas empresariales. No. Estoy hablando de los verdaderos círculos: esos donde se cierran negocios con un apretón de manos, donde las fortunas cambian de dueño entre copas de vino y palabras veladas.
Cócteles privados en pisos altos con vista a la ciudad, salones con chimeneas encendidas aunque haga calor, clubes donde no se en