JULIAN
Nunca pensé que un simple evento pudiera remover tantas cosas en mí. La campaña publicitaria por fin había terminado. Habían sido meses de desgaste, de correr de un lado a otro, de posar frente a cámaras que me exigían sonrisas falsas y actitudes calculadas. Sí, mi rostro seguiría en vallas y pantallas durante semanas junto al de Irina, pero al menos la parte más agotadora ya era cosa del pasado. Y lo agradecía.
Tenía claro que no quería seguir viviendo con esa locura constante, esa vorágine que me había consumido durante años. Había llegado el momento de ordenar mi vida, de volver a lo esencial. Y cuando pienso en lo esencial, siempre termino volvien