CAPÍTULO 158
MONSERRAT
Ya no tengo dudas.
Después de tantas pruebas, tanto dolor, tantas idas y vueltas… siento que al fin la vida me sonríe. Julián y yo hemos pasado por el fuego, y salimos más fuertes. Ahora sé, con una certeza que me llena el alma, que vamos a formar una hermosa familia.
Llevo toda la tarde preparando cada detalle. La mesa está puesta con cuidado: manteles blancos, copas de vino, velas pequeñas que perfuman el aire con aroma a vainilla. En el horno se termina de gratinar la lasaña que tanto le gusta a Julián.
Me miro al espejo una vez más antes de que llegue: un vestido sencillo, pero que resalta mi figura. El brillo en mis ojos no es maquillaje; es felicidad pura.
Miro la pequeña cajita sobre la mesa del living y mi corazón late con fuerza. Adentro está la foto de la primera ecografía. Ese diminuto punto lleno de vida que ya cambió mi mundo.
Respiro hondo. Estoy nerviosa, ansiosa, emocionada.
Cuando suena el timbre, siento un vuelco en el pecho.
— Ahí está —murmur