JULIAN
La última conversación con Monserrat me dejó mal, más de lo que yo mismo estaba dispuesto a admitir. No podía dejar de pensar en sus ojos llenos de lágrimas, en la manera en que su voz se quebraba mientras me decía que me amaba. No quería volver a verla así, no quería seguir siendo la causa de su dolor. Me repetía una y otra vez que lo que había pasado con Irina no había sido mi culpa del todo, que fue un engaño, una trampa, un veneno disfrazado de oportunidad. Y sin embargo, en lo más profundo de mí, sabía que tarde o temprano volvería a lastimarla.
Esa certeza me pesaba en el pecho. Era como cargar con una verdad que no quería ac