MONSERRAT
No entendía nada. Mi cabeza seguía dando vueltas con cada palabra que había salido de la boca de Julián en aquel estacionamiento. Era como si el mundo se hubiese detenido un instante para luego venirse abajo. No lo esperaba, no de esa manera, no tan repentino. Yo había hecho planes para esa noche, había pensado mil escenarios, desde una salida divertida hasta terminar riendo juntos como tantas otras veces. Nunca se me cruzó por la mente que el final de nuestra historia me caería encima así.
Cuando me bajé de su coche, lo único que sentí fue un vacío inmenso que me arrancaba el aire. Pensé en ir directo a casa de mis abuelos, esconderme bajo las sában