La mañana siguiente amaneció con un cielo gris. Desde el penthouse, Aelin observaba las nubes moverse lentamente sobre los rascacielos, presintiendo que aquel día traería consigo algo más que lluvia. No se equivocaba.
Sasha entró en la sala con el rostro tenso y un dispositivo en la mano.
—Tienes que ver esto —dijo, sin rodeos.
Encendió la pantalla y comenzó a reproducir un noticiero internacional. El rostro de una presentadora se mostraba con gesto serio.
“Nuevas revelaciones apuntan a que la llamada Aelin Vólkov podría no ser quien dice ser.
Fuentes cercanas en Europa indican que los documentos que la vinculan con la desaparecida familia Asturias fueron alterados.
Expertos legales confirman que los registros son incongruentes y que podría tratarse de una impostora con fines de apropiación de patrimonio.”
Aelin no dijo una palabra. Solo escuchaba, mientras las imágenes mostraban fotografías suyas entrando y saliendo de eventos públicos, seguidas por titulares sensacionalistas.