Liliana se encuentra metida en un mar de recuerdos y emociones. Todo parece tan confuso, el nombre y número de Theodore, no deja de sonar en su mente, es como si algo definitivamente le dijera que está en peligro.
Gloria, al ver que la chica no se alistaba, decide abrir la puerta, topándose con que esta estaba cerrada con seguro.
- Señorita Lili, ¿Está usted bien? ¡Abra la puerta o tendré que avisarle al señor Cedeño! -dijo Gloria, temiendo toparse con la furia de la chica.
Gloria tenía poco de haber llegado a la mansión de los Cedeño, ella había sido el reemplazo de Tina, quien, luego de saberse que Liliana omitía tomarse las pastillas, fue despedida por su incompetencia, por confiada y por no vigilar que Liliana hiciera lo que tenía que hacer.
Liliana, al escuchar la voz de Gloria y más que nada el mensaje que le daba, sabía que no debía mostrarse alterada, de lo contrario, lo que más temía sucedería. Ella no debía regresar al psiquiátrico, aún no sabía del todo lo que estaba sucedi