Liliana se levantó tan pronto reconoció su habitación. Era evidente que, ella sabía que ya no estaba segura en ese lugar.
Ella no estaba del todo consciente, los calmantes que le daban a diario la tenían en un letargo forzado. Un fuerte dolor de cabeza la comenzó a invadir.
Estando en el hospital podía sentirse tranquila, el lugar tenía recuerdos, sí, claro que sí, eran recuerdos de anteriores ocasiones que había estado ahí, todo era una rutina; sin embargo, en casa era completamente diferente.
Todo el sitio la aturdía, no sabía cómo describir la opresión que sentía, el lugar le robaba aire, así que sin pensarlo dos veces, Liliana decidió salir de aquella habitación.
Para la sorpresa de Liliana, se topó con que la puerta estaba cerrada con llave, ella se masajeaba el cuello, el pecho e intentaba girar una y otra vez el pomo de la puerta, al ver que no podía, comenzó a entrar en crisis y gritó:
- ¡AUXILIO! ¡AYUDA! ¡AYUDAAAA! ¡POR FAVOR, SÁQUENME DE AQUÍ!
Liliana sentía que aquella hab