Perdiendo el control

Ya estaba perdiendo el control. Esa mujer me estaba haciendo perder el control. Me habla como si no me tuviera miedo, me miraba desafiante, se quedó en el auto... ¡Mierda! Me estaba enfermando.

No era el recuerdo de la madre de Isabella, era algo nuevo. Extraño, idiota, que me empujaba a ella sin pensarlo.

Primero Alessandro, después Puccio. Me sacaba de las casillas que se le acercaran, que le hablaran, que ella se riera con otros. Y por un segundo eterno tuve el impulso de bajarme de ese auto y arrastrarla a mi habitación.

Fui al Dollhouse a buscar a Trini. Ella estaba acostumbrada a mis modos, a mi furia y le daba lo mismo. Pero en el camino se me cruzaba su cuerpo en ese vestido rojo, en el azul, sus piernas en la cocina, meciéndose desnudas. La boca pintada, los ojos llenos de miedo. No se acobardaba, no dudaba. Ponerse en medio de los dos para frenarnos.

Victoria no conocía el mundo en el que yo vivía, no tenía ni idea. No sabía que había reglas, principios, errores que se pagab
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