Capítulo 98: La nota
Max

Lucile con su sonrisa perfecta me miraba desde el otro extremo de la mesa como si fueramos una pareja feliz... Una real.

Yo apenas había probado el desayuno.

El olor del pan tostado, la mermelada de naranja, los huevos revueltos... todo me sabía a cartón. La comida no me bajaba. Nada me pasaba la garganta, en realidad.

—¿Estás bien, amor? —preguntó, inclinando la cabeza, con su tono meloso cuidadosamente medido.

Asentí. Fingí una sonrisa. Tomé una cucharada de fruta sin sabor y la llevé a la boca.

No le iba a decir que no podía dormir. Que las jaquecas estaban regresando. Que los rostros en mis sueños me hablaban... y hasta algo más... que me estremecían el alma.

No. Lucile no debía saberlo.

Fue entonces que uno de mis hombres entró en el comedor. Discreto, sin interrumpir, se inclinó a mi lado y me susurró al oído:

—El zorro escapó, señor.

No reaccioné de inmediato. Solo asentí, como si me hubiera dicho algo trivial. Sabía que Lucas escaparía. Lo supe desde que lo mandé a encerr
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