Cediendo a mi Amor
Seis años compartidos con Marco Torriani.
Él controlaba las riendas del poder en Capital Próspero de Nueva York, de ascendencia italiana, uno de los nuevos magnates financieros que dominaba Wall Street en Manhattan. Pero muy pocas personas sabían que Marco proviene de la antigua mafia siciliana "la familia Torriani".
Capital Próspero era la empresa que él y yo fundamos.
Durante incontables madrugadas, él bebía whisky mientras negociaba en el club. Yo permanecía fiel a su lado, ayudándolo con las cuentas, controlando la situación, memorizando una a una cada línea de los contratos de apuestas. Esos rompecabezas del mapa del poder los completamos juntos.
Una vez por ingenuidad pensé que me convertiría en la mujer que estaría a su lado, gobernando esta ciudad junto a él. Hasta que hace dos meses, su amor de la infancia, Sofía Greco, se mudó de Sicilia a Nueva York.
Fue entonces cuando descubrí que él siempre había estado esperando con ansias a que ella regresara.
Le dije: —Marco, quiero casarme.
Él respondió con cierta dificultad en su voz: —Isabella, ya sabes que la empresa está en una etapa crítica de financiamiento, por ahora no tengo tiempo para pensar en...
—Tranquilo no hay problema. —Sonreí con indiferencia.
Marco malinterpretó mis palabras.
Sí, me voy a casar, pero no con él.