Para Salvar a Su Primer Amor, Mi Esposo Me Dejó Morir en el Mar
Mi esposo y una señorita adinerada, falsa de pies a cabeza, eran amigos de la infancia.
Un día, ambas fuimos secuestradas. Y él, que era médico, llegó nervioso al lugar con una ambulancia, visiblemente nervioso. Sin embargo, en lugar de socorrerme a mí —su esposa—, decidió salvar primero a su mejor amiga, dejándome allí en el mar, con las piernas rotas, luchando sola por sobrevivir.
En mis últimos momentos de vida, entre el dolor insoportable y la desesperación, le supliqué que me salvara. Le rogué por mi vida… y por la de ese pequeño ser que se movía dentro de mí, inquieto, en mi vientre.
Pero lo único con lo que me topé fue con su indiferencia.
Sin embargo, antes de marcharse, en un acto de compasión, llamó otra ambulancia para que fuera en mi ayuda, antes de dejarme, lanzando una última frase llena de desprecio:
—Te inventaste un embarazo solo para que te salvara primero, ¿verdad? Qué bajo has caído. Ya te pagué el favor de haberme salvado la vida antes. Ven al hospital más tarde, firmaremos el acuerdo de divorcio.
Al escuchar eso, con las manos temblorosas, me apresuré a quitarme el audífono de la oreja derecha. Solo quería una cosa: sumergirme en el silencio más absoluto…