—¿Qué cosa? —quiso saber él, no entendía de qué hablaba ella.
Liliana marcó la pantalla de su móvil y se lo colocó en la oreja para hacer una llamada.
Adam alzó su vaso de agua y procedió a beber, observando a Liliana con gesto de extrañeza.
—Buenas tardes, ¿cómo está? Gracias por atenderme nuevamente. —Liliana escuchó, su rostro se puso serio—. Oh, ¿pero es algo grave? —Miró a Adam, quien ya cargaba una interrogante en su cara—. Entiendo, claro, la salud es lo primero. Sí, por supuesto, le agradecería entonces decirle que estoy muy interesada en reunirnos. Muchas gracias y que ella se mejore. —Colgó la llamada y suspiró, acomodando su móvil al lado de la taza de café—. Ni modo, ahora será más complicado —murmuró ella.
—¿Con quién hablabas? —Adam le dio un sorbo al agua.
—Con el asistente de Karim Bakir.
El líquido casi escapa por la nariz del abogado.
Miró atónito a Liliana y carraspeó con su garganta para aliviar la sensación de ahogo.
—¿Para qué llamas a esa gente?
—Quiero in