Capítulo 11
Dylan compuso el gesto, fingió normalidad y volvió a casa como si nada hubiera pasado junto al río.

Apenas cruzó la puerta, Mía se le colgó del cuello, eufórica. Dylan se puso rígido. En la sala estaban también sus padres, Manuel y Clara.

—¡Dylan, tengo una noticia buenísima! —Mía lo abrazó, los ojos brillándole—. Fue un error de diagnóstico. ¡No me voy a morir!

Él le acarició el cabello con los dedos largos; en la mirada se le ensombreció algo que nadie supo leer.

—¿De veras fue un error?

—¡Más que seguro! —entró Manuel, emocionado, tendiéndole los estudios—. Es un tumor benigno; lo extirpan y listo. Al médico que se equivocó ya lo despidieron.

Dylan bajó la vista al informe. Un momento después levantó la cabeza:

—¿A Aitana ya le avisaron?

El gesto de Manuel se trabó un segundo. Entonces Clara se adelantó.

—Justo eso queríamos platicar contigo —dijo, incómoda—. Mira, ya están casados por el civil, hasta hubo boda. Ahora que Mía está bien… quizá lo mejor sería que tú y Aitana…

—¿Que co
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