Capítulo 47
Frigg abrió los ojos y su mente quedó en blanco.

Miró el techo con expresión perpleja; ni siquiera recordaba su propio nombre.

«¿Quién soy?, ¿dónde estoy?», era lo único que rondaba su cabeza.

De pronto, sintió un dolor punzante, como si algo le estuviera carcomiendo el cerebro.

Sin embargo, esa sensación solo duró alrededor de un minuto y, de pronto, desapareció tan rápido como llegó.

Entonces, en el vacío de su mente, comenzaron a surgir fragmentos de recuerdos.

—Esto es un hospital… —se dijo a sí misma.

Recordó lo que Daisy le había dicho sobre devolverla.

Por muy insolente que pretendiera mostrarse, aún le temía a Fernando; de otro modo, no la habrían regresado sana y salva.

—Daisy… ¡tenías una oportunidad perfecta para deshacerte de mí y no la aprovechaste! Entonces no te quejes si yo no tengo piedad…

Con el ceño fruncido, Frigg sacó su teléfono para llamar a Fernando, pero en ese momento, la puerta se abrió.

Era Fernando. Frigg apartó las sábanas con rapidez y corrió tambaleándos
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