—¿La comisaría?
—Exacto —confirmó Enzo—. Frigg y Jasmine aprovecharon el escándalo que ocurrió en la casa de los Ortega para escapar. Fernando las persiguió, y yo pensé que iría a consolarlas.
» Pero, al llegar, les dio tremenda bofetada y ordenó que las llevaran directo a la policía, presentando evidencia de cómo intentaron incriminarte. Además, la familia Ortega hizo presión, así que ni siquiera Alberto pudo sacarlas bajo fianza. Muy probablemente las condenen a prisión.
—… ¿Y eso qué? —preguntó Daisy, sin rastro de compasión.
—Solo digo que, si Fernando de veras estuviera tan obsesionado con Frigg como crees, no la habría enviado a la cárcel. ¿Cómo iba a encerrarla así si tanto le importaba?
Enzo llevaba tiempo vigilando la mansión de los Mero y había visto la actitud de Fernando hacia Frigg. Le parecía que su jefa lo estaba malinterpretando. Daisy soltó una risa cargada de amargura:
—Estar tras las rejas puede ser menos libre, pero no necesariamente más peligroso. Mira todo lo que