Capítulo 128
Daisy soltó una carcajada mordaz:

—¿Eso es todo lo que sabes hacer, Jacob? Si eres tan valiente, ¿por qué no vienes tú solo a golpearme?

—… ¡Ponerme a tu nivel me ensuciaría las manos! —bufó él, con desprecio.

—¡Pues a mí no me importa! —replicó Daisy, dando un paso decidido hacia él. Sin pensarlo dos veces, levantó la mano y le estampó una bofetada.

—T-tu… ¿Quién te dio permiso para…?

¡Paf!

—¡Maldit…!

¡Paf!

—¡Joder…!

¡Paf!

Cada insulto que salía de la boca de Jacob terminaba en otra bofetada. En pocos segundos, su rostro estaba hinchado y colorado, y lo peor era que no tenía ni un segundo para defenderse; cada vez que levantaba la mano, Daisy le propinaba otro golpe. Al final, las palabras murieron en su garganta.

Ella, al ver que por fin se callaba, preguntó con una sonrisa helada:

—¿Quieres seguir hablando?

Aun con el orgullo herido, Jacob no se atrevió a responder. La furia bullía en sus ojos, pero no soltó ni un sonido.

—¿Por qué me miras así? —insistió Daisy, amagando con levanta
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