Unos días después. Se llevó a cabo la ceremonia de inauguración del nuevo proyecto. El salón de eventos del hotel Belfort estaba impecable. Tenía luces de cristal, alfombras profundas, el murmullo de la alta sociedad de Londres mezclándose con el tintineo de las copas. Aldous Hale se movía entre la multitud con una sonrisa de triunfo apenas disimulada. Su subordinado le informó que este proyecto seguía en marcha, y él ya lo suponía. Al fin y al cabo, era el suegro de Lion, y merecía su respeto. Lion, en el escenario, era la imagen de la potencia contenida. Con pocas palabras, claras y contundentes, esbozó la visión del nuevo proyecto, una empresa conjunta que prometía revolucionar el sector. Cada palabra suya era ley, y la audiencia lo escuchaba con respeto reverencial.
—Y ahora. —Dijo Lion, con su voz amplificada llenando el salón, —Me complace invitar al escenario a la persona que no solo ha sido fundamental en la concepción de esta alianza, sino que dirigirá su ejecución con visión