(Narración en tercera persona)
El Bentley se deslizaba por las calles de París, envolviéndolos en un silencio denso y contemplativo. Olivia miraba fijamente el juego de luces y sombras que se dibujaba sobre el rostro sereno de Lion, sintiendo el peso de su propio estallido y la inquietud de no saber qué pensaba él.
El silencio de Lion no era incómodo, pero era profundo. Olivia malinterpretó su quietud. "Cree que fui demasiado lejos", pensó, con el rubor de la vergüenza comenzando a reemplazar el calor de la adrenalina en su rostro. "Cree que soy una vulgar, una desquiciada que destruye fiestas con un palo de golf."
Apretó los puños sobre su regazo con las manos aún adoloridas por el forcejeo con el palo.
—Lion, yo... —Comenzó a decir con su voz quebrada por la duda. —Sé que lo que hice fue... excesivo. Que no fue la forma más civilizada de…
—¿Civilizada? —La voz de Lion cortó el aire, no con enfado, sino con una calma sorprendente. Giró ligeramente la cabeza hacia ella, y en la penumb