La confrontación con sus padres había dejado un silencio cargado en la mansión Winchester. No era la paz que Olivia anhelaba, sino la calma tensa que sigue a una explosión. La visita de los Hale y sus regalos obscenos no habían sido un intento de reconciliación, sino una declaración de guerra silenciosa. Una jugada para asegurar su influencia sobre el futuro heredero.
Olivia, sentada en el estudio de la madre de Lion, ya no miraba partituras. Frente a ella, en la pantalla de un portátil seguro, brillaban los informes financieros de Hale Enterprises que Lion le había proporcionado. Sus ojos, antes llenos de la dulzura del embarazo, ahora escudriñaban columnas de números con una intensidad fría que hubiera sorprendido a cualquiera que la conociera.
—No es suficiente. —Murmuró, pasando una mano por su rostro. —Ser los socios mayoritarios no les da control absoluto. Mi padre siempre se aseguró de mantener una parte significativa de las acciones con derecho a voto. Mientras él tenga ese paq