No son nada.
Emilia se mantuvo en silencio, sin saber que responder.
Por una parte, sentía que tenía derecho a saber, a reclamar, pero por otro no. Eso significaría que, si estaba celosa, por ello no dijo nada.
—No —afirmó Iker—, son nada importante —quería dejar muy claro eso—. Soy un director de cinematográfica, las mujeres con las que me has visto son modelos, actriz, y colegas. Nada más —aclaró.
No tenía tiempo para aventuras.
Había alguien en su corazón, sobre todo, alguien en su casa que era su esposa, aunque no la amaba (según sus pensamientos) merecía respeto.
Él no iba a ser como sus familiares.
Jamás haría tal cosa.
Era por esa razón que todos ellos lo despreciaban, por querer ser una persona diferente.
—¿Algo más que desees saber? —la miró intensamente que ella no pudo mantenerle la mirada, sin embargo, dijo algo que no debió decir.
—Este matrimonio es falso.
Iker sonrió y Emilia sintió su pecho acelerarse.
Él tenía una sonrisa muy hermosa que la dejaba embobada cada vez que sonreía. De