Consumación.
Con voz ronca y una respiración agitada que expulsaba aliento a licor, susurró.
—Así te soñaba. De esta forma sonaban tus jadeos, así te entregabas a mí —su cálido aliento a alcohol hizo que todos los vellos de la piel de Emilia se levantarán como en un momento de euforia.
El dedo de Iker hizo círculos en el pezón endurecido, y ella se removía ante los dos contactos en sus partes más sensibles, abajo y en su seno.
Emilia giró el rostro buscando el de Iker, quien afirmó la nariz con la de ella y procedió a besarla.
Mierda, cuya boca sabía a gloria. Caramba que se había prendido olvidando sus propósitos.
«Solo sería su esposa por contener el corazón de Lina», no debía tocarla, ni desearla, simplemente cuidar que viviera hasta que sus ojos se cerrarán. Sin embargo, ahí estaba, comiéndole la boca como un demente, reaccionando al calor de su cuerpo y dejándose llevar por un deseo incontrolable.
La giró con rapidez, la hizo retroceder hasta el mostrador don la elevó con una fuerza y rapidez